domingo, 1 de mayo de 2016

La maldición del Feng Shui (1/2)

* Recordar a todos los lectores que este es un Blog de ficción, que Asia no existe y que cualquier parecido con la realidad es PURA COINCIDENCIA.

Primavera. Había llegado la primavera. Con las flores, el Sol, las chaquetas de cuero y el ir salida todo el día. No sé que pasa en la primavera, pero los chicos se vuelven más guapos, tienen más barba y sus sonrisas se vuelven más seductoras... ¡Es incomprensible! Ah, y también insoportable.

Me planteé no salir de casa hasta que pasara esta estación, (mi consciencia se ríe, sabe que si estoy en el piso más de veinticuatro horas seguidas, hay alerta de inundación por #lágrimassinmotivos o lo que viene a resumirse con un #drama) (sí, ahora mi consciencia utiliza hashtags).

Así que, quedarme encerrada en casa no era una opción válida; y creo que lanzarme al cuello de cada tío bueno que se cruzara en mi camino tampoco lo era, y no se me ocurrían muchas opciones más.

Era viernes (#peligro), iba de camino al trabajo a la cafetería de los Cupcakes de las narices (mi consciencia se empeña en recordaros que seguía SIGO enamorada en silencio de mi jefe), cuando decidí que la mejor opción era realizar un plan de ataque: chico que me gustara, chico al que atacaría.

Me empecé a hacer películas de las diversas posibilidades que tenía como, por ejemplo, desmayarme y caerme al suelo para que tuvieran que hacerme un boca-boca o gritar como loca que me han robado el bolso (habiéndolo dejado previamente dos calles más allá) para provocar un inminente rescate. Luego pensé que, con la suerte que tengo, seguro que me robaban de verdad, así que descarté este plan y me quedé con lo del boca-boca que me pareció absolutamente genial (mi consciencia me mira con cara de dos ojitos hacia arriba) (hay que decir que mi consciencia está que se sale desde que salieron los nuevos emoticonos).

Llegué al trabajo y vi a Mister Cupcake (lo lo que viene a ser mi #jefe) hablando con un chico (al que asigne la etiqueta de #cliente) y una chica rubia al lado (a la que asigne las etiquetas de #clienta #noviadelcliente #hermanadelcliente #girl #follow4follow).

Mientras les saludaba con un agradable "buenos días", pensé en empezar a utilizar mi plan de ataque... ¡Claro, cómo no se me había ocurrido antes!, así seguro que me besaba apasionadamente y cuando despertara del desmayo ya no se podría despegar de mis labios para el resto de los días y se habría ultra súper enamorado locamente de mí (HuaJaJaJa).

Pero había tenido ni tiempo de iniciar ni los preliminares del plan (mareos, suspiros, un "que calor hace", "creo que me voy a..." - y flexionar las rodillas ligeramente hacia un lado - ), que mi jefe saltó con un "ASIA, ¿podemos hablar un momento?" y yo ya estaba descartando plan y sonriendo como una auténtica gilipollas dispuesta a asentir a todo lo que me dijera (incluso a casarme con él). (Mi consciencia me mira mal) claro, no tiene ningún sentido...  porque todos sabemos, Asia Martínez, que un "tenemos que hablar", jamás de los jamases es bueno ni va acompañado de una pedida de mano... ("gilipollas", añade mi consciencia).

- Mira, voy a darte una... buena noticia, vas a poder descansar de mi una temporadita. - empezó.
- ¿Otra vez de vacaciones? - "joder, si ya te fuiste el verano pasado", pensé.
- No, no. Me voy, pero no de vacaciones, me voy a vivir fuera, vamos a abrir una tienda de Cupcakes en Nueva York, es... bueno... estoy... desde hace un tiempo... con una chica americana y me ha comentado la posibilidad de abrir el negocio allí y la verdad es que me muero de ganas...

Yo no dije nada, le sonreí sin ningún propósito, por mi cabeza se repetían las frases "vamos a abrir"  "desde hace un tiempo" y "estoy con una chica americana". (No podía entender cómo toda esta información se había escapado de mi espionaje constante en Facebook, Twitter e Instagram) Así que respiré muy muy fuerte para contener todas las lágrimas que querían salir antes de hora (su hora era cualquier domingo resacoso de crisis existencial, os aclara mi consciencia) y pronuncié un insípido "qué bien...".

- Te presento a Nacho - (Le quité la etiqueta de #cliente, le puse la de #NachoConQueso) - es quién va a llevar el negocio aquí en Barcelona, a partir de ahora. - (añadí también #nuevocompañerodelquenomevoyaenamorar #futurofriendforever #bbff).

Le di dos besos y creo que conseguí pronunciar un "encantada de conocerte".

- Y ella es Rachel - añadió - mi chica. (Aquí le quité todas las etiquetas y decidí que no se merecía ni un solo hashtag).

Y entonces, mi plan se inició sin mí. Sin darle al Play y sin cuenta atrás. Me mareé y me caí al suelo. Evidentemente, (sí es que teníais alguna duda) quién acudió a mi rescate fue #NachoConQueso , que me levantó las piernas y pidió a R un vaso de agua. (Sí, a parte de dejarla sin hashtags no pronunciaremos jamás su nombre).

Cuando me recuperé le dije a mi #jefe que llevaba varios días con la tensión baja, me miró extrañado, me dio una Coca-Cola y el día libre. Me despedí de todos y me encerré en mi piso veinticuatro horas seguidas.

Después de veinticuatro horas en casa, las opciones alcanzaban el nivel de pegarme un tiro o tirarme por un puente (el de Brooklyn, por ejemplo), así que decidí salir a la calle y llamé a mi amiga Ester sin H para arreglar el mundo o, al menos, ahuyentar mis ganas de suicidio.

- Tienes que centrarte en ti, olvidarte de Mister Cupcacke, te está haciendo un favor yéndose a la otra punta del mundo, ¿no lo ves? Por fin podrás pasar página. - Decía Ester sin H.
- Pero yo no quiero pasar páginas, yo quiero que sea mi libro favorito para siempre.... - lloraba yo - y encima no he encontrado el Instagram de R y no podré espiar nada de nada... - ahora lloraba con más fuerza.
- Asia, por favor, estás llegando a un nivel que me preocupa, a ver... ¿cuánto hace que no follas?
- ¿Qué...? - me sorprendí a mi misma pensado.
- Ya me has oído
- Es que creo que desde el decorador nada de nada...
- Pero Asia, ¡qué dices!, que eso fue en enero... no puede ser, algo no va bien...

Acabamos aquella conversación y yo me fui a mi casa desconcertada, algo estaba sucediendo porque desde enero no había aparecido ningún tío en mi vida en mi cama.

El decorador es un tipo que conocí a través de unos amigos de Madrid que vinieron a pasar una semana a Barcelona. Quedaron conmigo y con otro amigo suyo que vivía en mi barrio, un nuevo Macho Alfa desconocido para mí. (Hasta entonces un Macho Alfa desconocido era directamente proporcional a nueva aventura en mi vida mi cama).

El Macho Alfa era decorador de interiores y tardé sólo tres minutos en enamorarme. Durante unos cuantos meses nos vimos sin parar, follamos sin parar y discutimos sin parar. En realidad era una especie de bucle, nos veíamos sólo cuando él quería, yo me enfadaba porque todavía quería verle más (creo que a día de hoy entiendo que no había más días en el calendario), discutíamos, y luego echábamos un polvo reconciliador. Y así sucesivamente, hasta que, de repente, hizo estas cosas que hacen los hombres y que nosotras NO  nos esperamos: dijo que se acabó... ¡Que a ver, si seguíamos así, si me iba a acabar enamorando!

- Pero si me enamoré a los tres minutos de conocerte - le dije, y creo que fue la gota que colmó el vaso y que hizo que el decorador no quisiera más AMOR SEXO conmigo.

Una semana más tarde le dije que teníamos que hablar, que esto no podía quedar así. En realidad quería probar si volvíamos a discutir, follar y empezaba nuestro bucle de nuevo, pero no. Esta vez, el decorador de interiores, mientras yo le decía que le quería y no podía vivir sin él (¡Joder! Que incluso me estaba desenamorando de mi jefe gracias a todo su AMOR  SEXO) , se dedicó a redistribuir todos los muebles de mi piso. Y tal como acabé la conversación, depositó la última vela encima de una estantería.

- ¡Joder! ¿Qué haces? ¿Te has vuelto loco? - le grité.
- Sólo te faltaría poner una alfombra y tendrías el piso ideal, ¿no crees que queda mucho mejor así?

En aquél momento me hubiera dado igual tener la tele centrifugando en la lavadora y el sofá dentro de la bañera, yo no quería un piso bien decorado... yo quería al #decorador.

- ¿Me vas a dejar? - acabé preguntando.
- Pero cariño, si nunca hemos estado juntos... no es dejarlo... es seguir con nuestros caminos.

En ese momento le enseñé bien su camino hasta la puta calle, maldije su vida y que me lo hubieran presentado, me encendí un cigarro y miré detenidamente el piso. La verdad es que había quedado de revista Ikea, y me gustaba. Bueno, al menos algo bueno había sacado de toda aquella relación. (dije, luego suspiré y empecé a llorar) (#drama).




- ¿Tú crees que alguien que sabe de energías puede colocar los muebles de tu casa como para evitar otras energías masculinas? - le preguntaba yo a #NachoConQueso , que después de una semana de trabajar juntos ya se había convertido en mi #FriendForever.
- A ver Asia, que porqué lleves tres meses sin follar no te han hecho ninguna maldición. - contestó riéndose a carcajadas.

Y siguió sirviendo cafés. Tenerle cerca me hacía sentir reconfortada; me caía bien y nos reíamos mucho, pero seguro que no sabía mucho de Feng Shui y estas cosas, porque si supiera, comprendería que el #decorador se había encargado de colocar los muebles estratégicamente para que ningún hombre en la faz de la Tierra pudiera entrar en mi casa mi cama.
De eso estaba completamente segura.
Pero esto no podía quedar aquí, estudiaría bien el caso y llegaría al fondo del misterio.


lunes, 7 de marzo de 2016

Querido farmacéutico 2/2

"Leer primera parte aquí"

El teléfono sonó. Al principió di un brinco porque no reconocía ese sonido histriónico, siempre acostumbraba a llevar el móvil en vibración o en silencio, pero luego reaccioné y vi la pantalla iluminándose y un teléfono desconocido llamando.

"¡Tenía que ser el farmacéutico! ¡Tenía que ser el farmacéutico! ¡Tenía que ser el farmacéutico!" <<Mi consciencia tocaba las maracas>>

Descolgué y efectivamente era él... ¡ERA ÉL! me dijo con su voz tierna y medio rota.... ¡Que las cremas habían llegado! Colgué, bailé una danza africana en el salón de casa y Whatsappeé a Ester sin H.

Asia: Tía, tía, tía, me ha llamado el farmacéuticoooooooooooooooooooooooooooo!
Ester: Que fuerteeeeeeeeeeeee! ¿Y te ha invitado a salir?
Asia: Ah, no... me ha dicho que ya tiene las cremas.
Ester: ...
Asia: Pero he escuchado su voz.
Ester: ...........
Asia: vale, soy tonta, ya me he vuelto a hacer ilusiones.

Y es que en eso soy una experta, hacerme ilusiones, creo que tengo un postgrado y todo. Las hago de todos los colores y formas, son como mil millones de mariposas volando juntas alrededor de mi cabeza susurrándome que está a punto de aparecer el hombre de mi vida <<Mi consciencia me mira irónica>>, o la aventura de mi vida <<Mi consciencia se ríe con carita de risas con lágrimas>>, está bien, al menos, la noche de mi vida... ¡o del mes! Joder, vale, del mes. << Mi consciencia hace un "like" con la mano>>.

Las ilusiones no son del todo malas, mi padre dice que si todavía me ilusiono es que todavía hay esperanza. El pobre está preocupado pensando que nunca encontraré a nadie que me aguante, no sé muy bien porqué. En el fondo supongo que quiere ser abuelo; a mi madre le importa menos, ella dice que mientras yo sea feliz, ella es feliz y punto. Y yo no quiero que mi padre quiera ser abuelo ya, pero sí quiero pensar que tal vez, en algún lugar de la faz de la tierra, hay algún hombre dispuesto a vivir algo bonito (sí, recalco bonito, porque la fase de sexo sin cariño ya no me apetece) conmigo, sin huir a la primera de cambio.

Me dirigí a la farmacia con mis esperanzas tiradas por tierra gracias a mi mejor amiga y, a cada paso que daba, una mariposa huía volando. Cuando entré y vi que él todavía estaba detrás del mostrador, mi corazón latió más deprisa y mi boca se quedó seca. Vale, y sí, hubiera saltado el mostrador, le hubiera quitado la camiseta y le... mmm,... calma Asia, calma. <<Mi consciencia ahora venía en coche de bomberos y me rociaba chorros de agua fría>>.

- Buenas! - me dijo, y me miró de forma especial, lo juro, lo juro, lo juro... - (Una mariposa seguía en mi cabeza)
- ¿Las cremas no? - preguntó. Hablaba él solo porque yo era incapaz de reaccionar ante su presencia, una extraña fuerza gravitatoria me cerraba la boca y me hacía estar tiesa de pies a cabeza.
- Aquí tienes... qué guapa estás hoy... - Oh Diós mío. ¿Esas palabras habían salido de su boca?

Todas las mariposas volvieron volando, rompieron el cristal de la puerta de la farmacia y se colocaron de nuevo alrededor de mi cabeza. Yo sonreí y me puse roja, pensé si él pensaría que yo era muda, o peor, que era tonta, o el colmo, muda y encima tonta. Y creo que mucho no se equivocaría.

- ¿Quieres tomar algo? Salgo en diez minutos. - (Estoy a punto de desmayarme)
- Eh.. sí, claro... te espero fuera... - (Vomito, vomito, vomito de los nervios...)
- Espérame en el bar de la esquina...
- ¡No! - El farmacéutico me miró extrañado - Es que conozco un bar mejor, te espero y vamos juntos...

Pagué las cremas y salí fuera. No sé si era yo misma o un zombie con mi mismo nombre y de aspecto parecido a mi. Vale, tenía que actuar rápido <<Mi consciencia ya llevaba dos gintonics>> y yo no tenía ni puta idea de dónde llevar al farmacéutico. Al bar de la esquina no podía volver, después de la historia que tuve con el Ceniciento, quiero decir, el camarero. Así que tenía que pensar, pensar, pensar... ¡Pensar los cojones! A mi me iba a dar un ataque de ansiedad. Oh oh, al haber dejado las esperanzas tiradas por la borda y no haber valorado la opción de sexo esta tarde... mi casa estaba hecha un auténtico desastre, ahí no podía subir ningún hombre y menos ¡el hombre de mi vida! <<Mi consciencia sacó una escopeta y mató a las mariposas>>.

Vale, no podía subirlo a casa, no podía ir al bar de la esquina... ¡Ah! ¡Ya estaba saliendo de la farmacia! Aún no entendía que se hubiera fijado en mi así como un amor a primera vista ¿Pero cómo era posible? ¡Si todavía me quedaban granitos en la frente! Claro, que por eso necesitaba las cremas sino no estaría allí... ¿Y cómo se había dado cuenta que estaba dispuesta a querer quedar con él? <<Mi consciencia se quitó las gafas de Sol y levantó las cejas>> vale, lo llevaba escrito en la frente o en mi convulsión inminente cada vez que me dirigía la palabra, LOSER.

El farmacéutico salió de la farmacia, ahora vestía vaqueros, un jersey burdeos y una chaqueta gris que le quedaba... ay... (Las mariposas volvieron pero esta vez las aparté yo de un manotazo).

- ¿Y qué? ¿Ya sabes dónde vamos? - preguntó con una enorme sonrisa conquistadora.
- Bueno, una cerveza en la plaza... en el bar de la plaza, eh.. no me refiero a sentarnos en la plaza y...
- Te he entendido. Por cierto, Asia ¿no? Yo soy Javier.
- Encantada...

Me dio dos besos y al oler de cerca su colonia casi me caigo al suelo. ¡Mierda! Oler la colonia son oxitocinas, y contra las oxitocinas no existe lucha posible... y más con ese hombre, que antes de conocerlo ya me sentía locamente enamorada de él. ¿En serio me lo iba a follar? ¿En serio? Pero si me quedaba en shock cuando lo escuchaba hablar, a ver si me iba a quedar petrificada al verlo desnudo. Vale, vale, vale... borrar pensamientos de la mente, el alcohol siempre ayuda. Dejemos actuar al alcohol.

Nos sentamos en la terracita y bebimos un par de cervezas, (o cuatro...)  me contó un poco de su vida y yo de la mía, sin entrar en grandes detalles. Él estaba separado y tenía un niño semana sí, semana no. (Mi padre podría sentirse abuelo y sin tener que engordarme ni un kg) Y vivía solo en La Latina. Yo no le conté que vivía sola, así no corría el riesgo que quisiera ir a mi casa, por estar a dos minutos. Tampoco le conté que no sé cocinar, y que a menudo pongo la música a tope con canciones tristes y hago Karaoke mientras dejo caer alguna que otra lagrimita. Ah, y tampoco aquello de que estoy medio enamorada de mi jefe del bar de los cupcakes, pero si le invité cuando quisiera a venir a desayunar... (Y oye, así, de paso, mi súper jefe ve que amigo tan guapo tengo...).

Al final, nos levantamos de la terraza, me vine arriba y me lancé a darle un morreo. ¡Y no me hizo la cobra! Me continuó el beso... convirtiéndolo en el más pasional de la historia y poniéndome muy, muy cachonda. Así que le acabé diciendo que vivía allí al lado y entramos con las luces apagadas en plan juego erótico mientras chocábamos con el tendedero, objetos varios, montañas de ropa, pero yo no dejé de besarlo para que no se diera cuenta. Una vez en mi cama pensaba hacerle el amor yo, (sólo para que no tuviera tiempo de parar, encender la luz y ver como tenía la casa) pero era de los que les gustaba llevar el control, así que no tuve nada que hacer... me rendí ante su juego y me dejé llevar. Cuando terminamos, mi casa la habían invadido las mariposas y las oxitocinas. Tres minutos más tarde, se despidió con un beso, lo acompañé a oscuras a la puerta y se fue.

Yo, en mi nube de amor, no entendía porqué no nos dimos el teléfono, ni un ya nos veremos, ni siquiera un "espero que te vayan bien las cremas"... encendí la luz y empecé a mandar audios a Ester sin H contándole todo y diciéndole que no estaba segura de si el futuro amor de mi vida tenía la mínima intención de repetir. ¿Y qué iba a hacer? ¿Ir a la farmacia? ¿Buscar todos los Javieres de facebook? Él lo tenía más fácil, no habría muchas Asias, y sabía perfectamente dónde vivía.

Al día siguiente pasó una cosa maravillosa, los granitos de la cara habían desaparecido, y sin cremas... ¡sólo con sexo! Empecé a saltar y bailar en mi nube de felicidad. Si seguíamos viéndonos tendría siempre la piel perfecta.

Después de una semana sin saber nada de él, pensé que a lo mejor fue culpa de lo de la luz apagada... seguro que no quería saber nada de una triste camarera de cupcakes, que posiblemente no tenía ni para pagar los gastos y le cortaban la luz. Pobre, seguro que por eso no me decía nada.

Tampoco vino al bar, así que mi jefe nunca se puso celoso. Yo, en cambio, seguía mega celosa de una amiguita que venía a buscarle varios días a la semana. A mi no me venía a buscar nadie. Acababa en casa, sola, tentada a hacer karaokes para cortarse las venas mientras recordaba el tierno polvo que echamos. No quería cambiar las sábanas para oler cada noche su colonia. Hasta que me dije "BASTA", con olor hay oxitocinas, así que... ¡a tomar por culo! cambié sábanas, ordené la casa, lo dejé todo impoluto y la ventana abierta todo el día, para que así, las mariposas y las ilusiones se largaran de una vez.

Después de un mes sin saber nada de mi "querido farmacéutico" y sin a penas dormir.... (El insomnio me ataca cada vez que un nuevo hombre aparece en mi historial de "NO PUEDO COMPRENDER AL GÉNERO MASCULINO") decidí ir a la farmacia. No por verlo, porque ya estaba en la fase "te odio por no oxitocinarte a mi nivel", pero si porque era la única farmacia que estaba cerca de casa, y a este paso, no podría entrar a ningún establecimiento del barrio si acababa tirándome a todos los miembros. Así que cogí fuerzas y fui a por unas pastillas para dormir.

Cuando le vi, saludé seria y él me sonrió.

- ¿Cómo estás? - preguntó.
- Mal. De hecho vengo a por unas pastillas para dormir...
- ¿Mucho estrés? - dijo sin quitar la sonrisa de su boca.
- Nah.. un poco... - le hubiera insultado con las mismas ganas que hacía un mes me lo quería tirar-.
- Aquí tienes, regalo de la casa, por si acaso soy el causante de tu insomnio. - Aquí ya le hubiera pegado una paliza.

Salí de la farmacia. Y pensé que estaba muy orgullosa de mi misma por no haberle pegado ni insultado, sobre todo porque luego hubiera querido sexo otra vez, me hubiera enamorado otra vez, que si oxitocinas por el espacio y mariposas sobrevolando y tenía que salir de este bucle.

Aquella noche Ester sin H se pasó a visitarme, pero yo ya me había tomado una pastilla e iba a caer rendida en cualquier instante. Yo le decía que no entiendo porqué con un polvo tuvo suficiente, ella dice que es porque notó que yo ya me quería casar con él, vivir juntos y tener hijos, que los hombres tienen un sexto sentido para estas cosas. Yo creo que Ester es muy exagerada, porque aunque esos pensamientos se nos pasen por la cabeza, no me creo  que por telepatía puedan llegar al cerebro masculino, si luego no son capaces de entendernos cuando hablamos claro. Al final no llegamos a ninguna conclusión porque yo me quedé dormida.

Al día siguiente decidí que mejor dejar la farmacia del barrio como prohibida de ahora en adelante.
Cuando me miré al espejo no daba crédito, otra vez me habían salido los granitos de los nervios. Los causantes de todo.
Esta vez, por suerte, tenía la crema en casa. Fui a por el bote, pero oh, oh... ya estaba caducada. ¡Y el resto de farmacias estaban muy lejos!

Querido farmacéutico, te odio.

jueves, 25 de febrero de 2016

Querido farmacéutico 1/2

Una farmacia. Sí, allí es donde iban a parar todas mis relaciones, a una farmacia. Y no porque tuviera que comprar más condones o la píldora del día después (vale que no es bueno, pero en cualquier caso significa que la relación evoluciona correctamente), no. Tenía que ir a por mil pastillas y cremas, por culpa del estrés emocional que me causa toda relación que no funciona. Sí, siempre que termino una relación acabo con problemas de todo tipo: que si piel, que si ansiedad, que si uñas que se rompen, que si pelo que se cae, que si cabeza que no duerme nunca. <<Mi consciencia bosteza>>. Total, el hecho de que un hombre te deje, es un dineral gastado en gilipolleces. ¿Y para qué? Para curarte, volver a ser persona, volver a estar guapa y volver a encontrar a otro con el que ¡también va acabar fatal! Y así, un bucle, un pez que se muerde la cola mientras la vida pasa y las relaciones NUNCA funcionan.

Soy consciente que yo, Asia Martínez, no soy la típica victimista a la que todos los hombres hacen daño o engañan y es una desgraciada eternamente, no. En mi caso soy una mitad-mitad, mitad me joden, mitad les jodo yo. Pero con eso de que el orden de los factores no altera el resultado, siempre acabo igual, sola y en la farmacia.

Mi última relación había llegado a ser bonita, sí, aunque yo nunca estuve enamorada, ¡pero juro que lo intenté! <<mi consciencia pone los ojos hacia arriba como el nuevo icono de whatsapp>>. Era el hipster de las vacaciones de verano, que con la tontería estuvimos cinco meses liados, ¡Cinco meses! ¡Todo un récord! Creo que hacía mucho tiempo que no tenía tanto sexo seguido, cosa que es una putada enorme, porque... ¿Ahora qué? ¿Ahora como vuelvo a mi vida de abstinencia? ¡Es insoportable! Cuando te acostumbras, te acostumbras y esta crisis puede llegar a acabar con el chocolate de la tienda de chinos de la esquina. Que, por cierto, el chino me pone ojitos. Mi amiga Ester sin H dice que no, que sus ojos son achinados y no puede poner ojitos a nadie, que son todo imaginaciones mías y que me calme, que ahora todo ser que me cruzo es un tipo follable y eso no puede ser. Pero es verdad, eso pasa. Ahora quiero sexo, y todos son posibles sujetos follables, ¿pero qué tiene de malo? mientras no me enamore, ni me encariñe, ni se enamoren, ni se encariñen... <<mi consciencia niega con la cabeza y tiene una gota de sudor en la frente>>

Con el hipster me acabé encariñando yo, sí. Será el apego o las oxitocinas que me hicieron engancharme cual pegamento Super Glue. Cinco meses le costó quitarse el pegamento y al final me suelta que se ha agobiado y que necesita vivir la vida. Evidentemente no le creí, después de hacer una investigación policial por su Facebook, Instagram y Twitter, he deducido que se está follando a una rubia con rizos. Y lo peor, no puedo reprocharle nada porque:

1. Quedaría muy de loca si se entera que he mirado el Instagram de todas sus nuevas seguidoras y seguidas hasta dar con la rubia con rizos y leer todos sus comentarios y likes desde su primera foto hasta hoy.

2. Insistí repetidas veces en que no éramos NOVIOS, sólo amigos que follan.

¡JO-DER! Es que como no estaba enamorada, no iba a dejar que fuéramos novios, por si acaso por el camino me enamoraba de otro. Pero al final la vida me rebota las cosas y he acabado sufriendo yo. Así que decidí afrontarlo todo y tomar ciertas decisiones:

Decisión número 1: Hacerme detective privado.

Decisión número 2: Ir al dermatólogo a curar todas mis consecuencias del disgusto.

*Al ser tan buena detective, me haría millonaria y podría gastármelo en fármacos.

Así que después de que el Dr. Falero me dijera que todo esto podía ser por culpa de una "Causa emocional" <<Mi consciencia se pone pensativa, con el nuevo icono de whatsapp también>>, me fui en busca de una farmacia.

Como sólo me había vestido para ir al médico, mi aspecto no era demasiado bueno. Vaqueros, jersey ancho, moño mal hecho (ese que tanto amamos las mujeres) y rostro completamente desmaquillado... ¡Ah si! ¡Y lleno de granitos! (Por si se nos olvidaba)

Y como Murphy existe, porque sí, chicas del mundo, él siempre está allí dispuesto a reírse de nuestras desgracias, me encontré con un farmacéutico que no me esperaba en absoluto... ¡JO-DER! ¡Pero qué bueno estaba! A ver, tendría unos treinta y ocho, cuarenta, barba (¡Sí, las amo!), una voz grave (de las que taaaaaaaaaaanto me pone) y una sonrisa de anuncio de pasta de dientes.

- ¿Qué desea señorita?
"Echarte un polvo" (Quería contestar) pero no emití ningún sonido con sentido...
- Ahh... eh... ay...
- ¿Si?
- Sí... (sonreí como una imbécil).
<<Mi consciencia se estaba pegando un tiro con una pistola de fogueo>>

Al final le di el papel con todos los potingues y pastillas que me había dicho el doctor. Lo apuntó todo, y... la magia del universo hizo de las suyas (o eso prefería yo pensar).

- Esta crema hay que pedirla, si me dejas tu teléfono te avisamos cuando llegue...

Aquí ya no sé si sonreí, me puse a bailar la jota o directamente muté en un color rojizo, pero fui capaz de dictar mi número, mientras le mandaba dosis de energía por telepatía que decía "LLÁMAME, LLÁMAME, LLÁMAME".

Le di las gracias y salí a la calle, de repente toda mi tristeza se había transformado en una euforia repentina, que duró lo que tardé en llegar a casa y mirarme en el espejo.
Entonces, volví a la tierra y supe que no tenía nada que hacer. ¡Putos granitos! ¡Por qué justo hoy que iba a conocer al hombre de mi vida!

Luego reflexioné y me di cuenta que si no fuera por los granos jamás le hubiera conocido y di gracias al universo.

Comí y me eché la siesta con el móvil al lado con el volumen a tope.
<<Mi consciencia se descojonaba con parrafones enormes llenos de caras de risas con lágrimas>>

Pero después de dos horas de siesta, pasó, el teléfono sonó.

Continuará...