jueves, 20 de marzo de 2014

Especialista en recursos humanos busca trabajo de camarera o de vendedora de sombreros

Los cristales estaban sucios. ¿Por qué nunca quedaban limpios del todo? Quizá es que yo no sabía limpiar bien, o quizá nunca había tenido tanto Sol entrando por los ventanales, así que, en el fondo, esa suciedad tenía su parte positiva: la primavera estaba a punto de llegar.
Después de plantearme esos "quizás" y de dedicar unas décimas de segundo a debatir en mi cerebro si se era "quizá" o "quizás", otras milésimas buscando en google la respuesta correcta y descubriendo que ambas eran buenas, pude crear una mediosonrisa con mis labios y llenarme de la mitad de energía que el cuerpo pedía para afrontar la vida pre-primaveral.

Algo iba bien. Había creado un buen curriculum vitae, con una foto pasable y bastante experiencia. Experiencia en recursos humanos para buscar trabajo de...¿camarera? Joder, si no sabía utilizar una jodida bandeja. Por un momento visualicé aquella bandeja deslizándose por mis dedos mientras centenares de copas repletas de vino tinto volaban por los aires.
Luego volví a la realidad, cogí mis currículums y salí a la calle a pasear.

Al cabo de dos horas y de nueve de diez CV entregados en lugares en los que, en el fondo de mi ser cruzaba los dedos para que NO me llamaran, la vi. Una tienda pintada de colores pastel con esas maravillosas obras de arte denominadas "cupcakes" en el escaparate y ese magnífico cartel de "se necesita personal". ¿Serviría mi CV? No tuve tiempo de dejar aparecer mis dudas porque el chico que trabajaba allí, salió con una bandeja con dos cafés que, al chocar contra mi, saltaron por el aire. Asustada dejé de agarrar mi CV, que voló hasta el suelo para formar una perfecta alfombra la cual recibiría todo ese café unos segundos después.

Mi grito ahogado hizo que la gente de la terraza se girara y que el chico se llevara las manos a la cabeza. "Bien Asia bien, así seguro que te quieren como compañera para trabajar".

Pedí siete veces perdón. Sí, siete, que como es mi número preferido lo uso un poco para todo... y me fuí. ¿No esperaréis que pidiera trabajo después de liarla de tal manera?  Seguí andando hasta el bar de la esquina y me pedí una copa de vino tinto. ¿Algún día algo iba a salirme bien? Vida, ¿Qué he hecho yo para,..?

Mi teléfono sonó. No quería cogerlo. No quería trabajar en la tienda de gorros, me parecía aburridísimo, ni en la de chuches donde acabaría pesando diez quilos más y sería una gorda a la que nadie querría mirar...ni tampoco en la juguetería con niños pesados. No No No. Pero descolgué, descolgué porque necesitaba poder tener algo al mes que me permitiera comer más que sandwich de atún.

-¿Si?
- Perdona, es que...he encontrado algo que al parecer es tuyo.
- ¿Cómo? ¿Qué?
- Un CV lleno de café, con una foto muy mona, por cierto.

Oh diós mío. Oh diós mío. Oh díos mío. (vale sí, no se me ocurre nada más ingenioso).

- No, gracias...no te preocupes...que no lo necesito.
- ¿Ya has encontrado trabajo, tan rápido?
- Pues... sí. Sí sí. Venderé gorros.
- Sombreros.
- ¿Qué?
- La tienda, es de sombreros.
- Pues mañana venderé sombreros.
- Venga va...no digas tonterías, tantas horas en tan pocos metros cuadrados. Yo te ofrezco algo mejor.
- ¿Tú eres el chico que ha hecho volar una bandeja por los aires?
- ¿Perdona? Pero serás... mira Asia Martínez, soy el encargado del local.
- Ups.
- Va, pásate mañana de prueba ¿Sí?
- Claro, claro sí. Venga va.
- El CV se ha partido por la mitad con el café, pero deduzco que tienes experiencia de camarera.
- Claro sí. Mucha.
- Bien, mañana pásate a las diez.
- Bien. Hasta mañana..chao.

Bien. Bien bien.
No tenía ni puta idea de servir un café ni de transportar una bandeja y el chico del bar, que antes no lo he detallado, era lo más atractivo que veía en los últimos meses.
Bueno vale. Puede que cada vez veía a "todos" más atractivos, cuando te falta sexo y encima se acerca la primavera...aaaaaaaaah!
Pero de verdad, EN SERIO (en mayúsculas) NO miento...aquella barba, aquellos ojos, aquella sonrisa...
Oh, oh.
Esto no iba a ser nada fácil.

En casa, me serví otra copa de vino tinto, con la ventana abierta que dejaba entrar aquella brisa PREprimaveral. Puse la música, y cuando sonó la canción de "soñar contigo" de Zenet, pensé en el camarero de los cupcakes, y me di cuenta que hubiera sido más sencillo saber que al día siguiente mi trabajo sería vender sombreros.

Esa noche soñé que bailaba en un palacio como el de "la bella y la bestia" mientras en mi cabeza iban mutando diferentes modelos de sombreros. Luego llevaba patines y una bandeja y no conseguía mantener el equilibrio.
Me desperté sobresaltada a las 6.00.
Suerte que todavía podía dormir un par de horas más.
Suerte, porque no dormí absolutamente nada. Así que me levanté con tiempo, y aproveché para volver a limpiar los cristales.