domingo, 1 de mayo de 2016

La maldición del Feng Shui (1/2)

* Recordar a todos los lectores que este es un Blog de ficción, que Asia no existe y que cualquier parecido con la realidad es PURA COINCIDENCIA.

Primavera. Había llegado la primavera. Con las flores, el Sol, las chaquetas de cuero y el ir salida todo el día. No sé que pasa en la primavera, pero los chicos se vuelven más guapos, tienen más barba y sus sonrisas se vuelven más seductoras... ¡Es incomprensible! Ah, y también insoportable.

Me planteé no salir de casa hasta que pasara esta estación, (mi consciencia se ríe, sabe que si estoy en el piso más de veinticuatro horas seguidas, hay alerta de inundación por #lágrimassinmotivos o lo que viene a resumirse con un #drama) (sí, ahora mi consciencia utiliza hashtags).

Así que, quedarme encerrada en casa no era una opción válida; y creo que lanzarme al cuello de cada tío bueno que se cruzara en mi camino tampoco lo era, y no se me ocurrían muchas opciones más.

Era viernes (#peligro), iba de camino al trabajo a la cafetería de los Cupcakes de las narices (mi consciencia se empeña en recordaros que seguía SIGO enamorada en silencio de mi jefe), cuando decidí que la mejor opción era realizar un plan de ataque: chico que me gustara, chico al que atacaría.

Me empecé a hacer películas de las diversas posibilidades que tenía como, por ejemplo, desmayarme y caerme al suelo para que tuvieran que hacerme un boca-boca o gritar como loca que me han robado el bolso (habiéndolo dejado previamente dos calles más allá) para provocar un inminente rescate. Luego pensé que, con la suerte que tengo, seguro que me robaban de verdad, así que descarté este plan y me quedé con lo del boca-boca que me pareció absolutamente genial (mi consciencia me mira con cara de dos ojitos hacia arriba) (hay que decir que mi consciencia está que se sale desde que salieron los nuevos emoticonos).

Llegué al trabajo y vi a Mister Cupcake (lo lo que viene a ser mi #jefe) hablando con un chico (al que asigne la etiqueta de #cliente) y una chica rubia al lado (a la que asigne las etiquetas de #clienta #noviadelcliente #hermanadelcliente #girl #follow4follow).

Mientras les saludaba con un agradable "buenos días", pensé en empezar a utilizar mi plan de ataque... ¡Claro, cómo no se me había ocurrido antes!, así seguro que me besaba apasionadamente y cuando despertara del desmayo ya no se podría despegar de mis labios para el resto de los días y se habría ultra súper enamorado locamente de mí (HuaJaJaJa).

Pero había tenido ni tiempo de iniciar ni los preliminares del plan (mareos, suspiros, un "que calor hace", "creo que me voy a..." - y flexionar las rodillas ligeramente hacia un lado - ), que mi jefe saltó con un "ASIA, ¿podemos hablar un momento?" y yo ya estaba descartando plan y sonriendo como una auténtica gilipollas dispuesta a asentir a todo lo que me dijera (incluso a casarme con él). (Mi consciencia me mira mal) claro, no tiene ningún sentido...  porque todos sabemos, Asia Martínez, que un "tenemos que hablar", jamás de los jamases es bueno ni va acompañado de una pedida de mano... ("gilipollas", añade mi consciencia).

- Mira, voy a darte una... buena noticia, vas a poder descansar de mi una temporadita. - empezó.
- ¿Otra vez de vacaciones? - "joder, si ya te fuiste el verano pasado", pensé.
- No, no. Me voy, pero no de vacaciones, me voy a vivir fuera, vamos a abrir una tienda de Cupcakes en Nueva York, es... bueno... estoy... desde hace un tiempo... con una chica americana y me ha comentado la posibilidad de abrir el negocio allí y la verdad es que me muero de ganas...

Yo no dije nada, le sonreí sin ningún propósito, por mi cabeza se repetían las frases "vamos a abrir"  "desde hace un tiempo" y "estoy con una chica americana". (No podía entender cómo toda esta información se había escapado de mi espionaje constante en Facebook, Twitter e Instagram) Así que respiré muy muy fuerte para contener todas las lágrimas que querían salir antes de hora (su hora era cualquier domingo resacoso de crisis existencial, os aclara mi consciencia) y pronuncié un insípido "qué bien...".

- Te presento a Nacho - (Le quité la etiqueta de #cliente, le puse la de #NachoConQueso) - es quién va a llevar el negocio aquí en Barcelona, a partir de ahora. - (añadí también #nuevocompañerodelquenomevoyaenamorar #futurofriendforever #bbff).

Le di dos besos y creo que conseguí pronunciar un "encantada de conocerte".

- Y ella es Rachel - añadió - mi chica. (Aquí le quité todas las etiquetas y decidí que no se merecía ni un solo hashtag).

Y entonces, mi plan se inició sin mí. Sin darle al Play y sin cuenta atrás. Me mareé y me caí al suelo. Evidentemente, (sí es que teníais alguna duda) quién acudió a mi rescate fue #NachoConQueso , que me levantó las piernas y pidió a R un vaso de agua. (Sí, a parte de dejarla sin hashtags no pronunciaremos jamás su nombre).

Cuando me recuperé le dije a mi #jefe que llevaba varios días con la tensión baja, me miró extrañado, me dio una Coca-Cola y el día libre. Me despedí de todos y me encerré en mi piso veinticuatro horas seguidas.

Después de veinticuatro horas en casa, las opciones alcanzaban el nivel de pegarme un tiro o tirarme por un puente (el de Brooklyn, por ejemplo), así que decidí salir a la calle y llamé a mi amiga Ester sin H para arreglar el mundo o, al menos, ahuyentar mis ganas de suicidio.

- Tienes que centrarte en ti, olvidarte de Mister Cupcacke, te está haciendo un favor yéndose a la otra punta del mundo, ¿no lo ves? Por fin podrás pasar página. - Decía Ester sin H.
- Pero yo no quiero pasar páginas, yo quiero que sea mi libro favorito para siempre.... - lloraba yo - y encima no he encontrado el Instagram de R y no podré espiar nada de nada... - ahora lloraba con más fuerza.
- Asia, por favor, estás llegando a un nivel que me preocupa, a ver... ¿cuánto hace que no follas?
- ¿Qué...? - me sorprendí a mi misma pensado.
- Ya me has oído
- Es que creo que desde el decorador nada de nada...
- Pero Asia, ¡qué dices!, que eso fue en enero... no puede ser, algo no va bien...

Acabamos aquella conversación y yo me fui a mi casa desconcertada, algo estaba sucediendo porque desde enero no había aparecido ningún tío en mi vida en mi cama.

El decorador es un tipo que conocí a través de unos amigos de Madrid que vinieron a pasar una semana a Barcelona. Quedaron conmigo y con otro amigo suyo que vivía en mi barrio, un nuevo Macho Alfa desconocido para mí. (Hasta entonces un Macho Alfa desconocido era directamente proporcional a nueva aventura en mi vida mi cama).

El Macho Alfa era decorador de interiores y tardé sólo tres minutos en enamorarme. Durante unos cuantos meses nos vimos sin parar, follamos sin parar y discutimos sin parar. En realidad era una especie de bucle, nos veíamos sólo cuando él quería, yo me enfadaba porque todavía quería verle más (creo que a día de hoy entiendo que no había más días en el calendario), discutíamos, y luego echábamos un polvo reconciliador. Y así sucesivamente, hasta que, de repente, hizo estas cosas que hacen los hombres y que nosotras NO  nos esperamos: dijo que se acabó... ¡Que a ver, si seguíamos así, si me iba a acabar enamorando!

- Pero si me enamoré a los tres minutos de conocerte - le dije, y creo que fue la gota que colmó el vaso y que hizo que el decorador no quisiera más AMOR SEXO conmigo.

Una semana más tarde le dije que teníamos que hablar, que esto no podía quedar así. En realidad quería probar si volvíamos a discutir, follar y empezaba nuestro bucle de nuevo, pero no. Esta vez, el decorador de interiores, mientras yo le decía que le quería y no podía vivir sin él (¡Joder! Que incluso me estaba desenamorando de mi jefe gracias a todo su AMOR  SEXO) , se dedicó a redistribuir todos los muebles de mi piso. Y tal como acabé la conversación, depositó la última vela encima de una estantería.

- ¡Joder! ¿Qué haces? ¿Te has vuelto loco? - le grité.
- Sólo te faltaría poner una alfombra y tendrías el piso ideal, ¿no crees que queda mucho mejor así?

En aquél momento me hubiera dado igual tener la tele centrifugando en la lavadora y el sofá dentro de la bañera, yo no quería un piso bien decorado... yo quería al #decorador.

- ¿Me vas a dejar? - acabé preguntando.
- Pero cariño, si nunca hemos estado juntos... no es dejarlo... es seguir con nuestros caminos.

En ese momento le enseñé bien su camino hasta la puta calle, maldije su vida y que me lo hubieran presentado, me encendí un cigarro y miré detenidamente el piso. La verdad es que había quedado de revista Ikea, y me gustaba. Bueno, al menos algo bueno había sacado de toda aquella relación. (dije, luego suspiré y empecé a llorar) (#drama).




- ¿Tú crees que alguien que sabe de energías puede colocar los muebles de tu casa como para evitar otras energías masculinas? - le preguntaba yo a #NachoConQueso , que después de una semana de trabajar juntos ya se había convertido en mi #FriendForever.
- A ver Asia, que porqué lleves tres meses sin follar no te han hecho ninguna maldición. - contestó riéndose a carcajadas.

Y siguió sirviendo cafés. Tenerle cerca me hacía sentir reconfortada; me caía bien y nos reíamos mucho, pero seguro que no sabía mucho de Feng Shui y estas cosas, porque si supiera, comprendería que el #decorador se había encargado de colocar los muebles estratégicamente para que ningún hombre en la faz de la Tierra pudiera entrar en mi casa mi cama.
De eso estaba completamente segura.
Pero esto no podía quedar aquí, estudiaría bien el caso y llegaría al fondo del misterio.


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