Los domingos no son creados para estar sola. ¿Pero con quien se suponía que tenía que quedar Asia Martínez? Nada me motivaba suficiente, y para lo que a mi me motivaba yo no era motivación suficiente, así que entrábamos en un bucle de desmotivaciones al que tenía que poner punto y final. Y cuando tengo que acabar con algo y luchar por mis ánimos me pongo la música a tope y me meto en la ducha, así que eso fue lo que hice.
Ley de murphy, en cuanto me meto en la ducha y saco mi lado más artístico cantando a todo pulmón 19 días y 500 noches (¡¡y el portazo sonó como un signo de interrogación!! - adoro esa frase-) suena el móvil. Separo la cortina y veo como encima del mueble se desliza por la vibración y está a punto de caer al suelo (mi consciencia se convierte en quinientos emoticonos de boca abierta, manos en la cabeza y media cara azul) y yo salgo disparada sin parar el agua, resbalo y caigo al suelo dándome un tortazo contra el armario. No puede ser. Busco el móvil mientras aguanto el dolor en el ojo izquierdo que tiene su propio latido. Descuelgo. "¿Sí?" (Deseo que al menos sea mister cupcake que se ha dado cuenta de que no puede vivir sin mi) Y una voz masculina y un tanto desconocida contesta "¿Asia?, Mira que soy Miguel, del evento, ¿te acuerdas?"
Miguel: 35 años. Trabaja en una empresa de márketing. Muy rico. Viste de traje y es agradable, buen cuerpo. Mirada intensa. Lo conocí la semana pasada en un evento que realizamos en un local de El Born, donde yo tenía que ir como encargada del carrito de cupcakes, vestida con un ridículo delantal y sonreír a todos los clientes. Pagaban bien. Miguel era el jefe del cotarro y quiso mi número, sólo, para futuros eventos.
Y de repente te encuentras con un plan de domingo. Y dudas. Y piensas que cualquier cosa es mejor que estar sola en casa. Aunque esta otra cosa sea quedar con un empresario que tiene la mirada intensa pero que no crees que te guste demasiado (por no decir lo más mínimo) pero quien sabe ¡quizá es el hombre de tu vida! <<¡inocente, tonta, estúpida! - las voces de mi consciencia jugaban al tabú>>
Quedamos en vernos a las ocho e ir al cine a ver alguna peli. A medida que se acercaba la tarde estaba más arrepentida de haber dicho que si y sentía que cada minuto de más, me apetecía menos ver al empresario. ¿Qué se hace en estos casos? Whatsapear a la amiga online. Y la que últimamente no fallaba nunca ¡Ester sin H! (empezaba a parecerme raro que una mujer con marido y una niña de dos años se pasara la vida "online") pero allí estaba ella, contestándome. Más que eso, le pareció tan absurda mi cita, y tan divertida mi aventura que dijo que si podía apuntarse al cine también. Que la niña estaba en casa de sus padres y su marido con el hermano por ahí. Así que la invité. Whatsapeé al "empre" y le dije que mi amiga se apuntaba, y si le parecía mal, dos piedras ¡que yo no quería sexo con él! (eso sólo lo pensé, no se lo dije, lógicamente).
Nos montamos en el coche de Ester, recogimos al "empre" en su casa. Fue raro verle sin traje negro, vaqueros y camiseta, más mono de lo que pensaba y amable sí, pero un poco...soso. No se, no hablaba mucho y cuando hablaba no me parecía interesante. Nosotras estábamos chisposas porque cuando estamos juntas, somos tal cual y sin preocupación alguna, por lo que el muchacho sí se estuvo riendo todo el camino.
En la cola para las entradas le estuve mirando un buen rato directamente a los ojos. Seguro que fue un error que pudo llegar a confundir, porque se sonrojaba y sonreía. Joder, yo lo único que quería comprobar era si saltaban rayos lasers de su mirada a la mía y viceversa, pero una vez más no sucedió. ¿Por qué el único yedai capaz de manejar los lasers era mister cupcake? (hartita estaba mi consciencia)
Vimos una peli donde no me enteré de nada y a las palomitas dulces les faltaba color, cosa que no puedo soportar, porque lo de quedar con un hombre raro...bueno, es pasable, ¡pero lo de las palomitas no puedo! ¡es que no puedo!
Nos montamos en el coche y Ester dijo que ella tenía que ir a por su niña, qué dónde nos dejaba. Él dijo que en mi casa. ¡Pero tendrá morro! ¡Yo no le había invitado! Ester sin H me miró con una media sonrisa (se que deseaba que pasara algo para después poder reírse de mi) y nos dejó a los dos en el portal.
Mi objetivo era no subir a mi casa, así que me lo llevé al bar de enfrente y tomamos una cerveza, media hora. Ni un minuto más. Que poca energía, me aburría tanto que no daba crédito. Estaba a punto de catalogarlo como el peor domingo de mi vida y largarme para siempre del bar cuando me dio un repentino ataque de risa.
- Es que me lo paso tan bien contigo, me río tanto... - me dijo
Y yo no pude resistirlo, empecé a reírme como una loca. No se si reía de sentirme absurda, de pensar que todo esto era ridículo o de la imagen que vino automáticamente a mi cabeza: yo vestida de payaso con una nariz roja haciendo movimientos ridículos mientras él me miraba y aplaudía.
- Que divertida eres, de verdad - insistió
Lo que hice acto seguido no estoy aún muy segura de qué extraña fuerza me empujó a hacerlo y porque quise desafiar la ley de los rayos laser, pero le invité a mi casa. No se si podría definir aquello como un polvo, él sí. Se lo pasó bien, durante cinco minutos. Yo a penas noté nada dentro de mí. Cuando se iba a quedar dormido le dije que por favor, prefería dormir sola y le eché de mi casa.
No he vuelto a cogerle el teléfono.
Asia Martínez, tienes que aprender a no forzar aquello que no va a ninguna parte y más cuando lo ves desde el minuto anterior al cero.
Pero así soy yo, poniendo todo mi empeño hasta en los casos más perdidos. (mi consciencia se burlaba de mi). Fumé un cigarro en la ventana. Bebí un vaso de agua y cuando guardaba la jarra en la nevera vi esa lista. Coño, ahí estaba escrito EMPRESARIO , yo misma había tentado el destino. Lo taché con tanta fuerza para que a parte de desaparecer de mi lista, desapareciera de mi memoria aquel "miembrecito" al que a partir de ahora llamaremos "po" porque era
Por buscar algo bueno, al menos, el domingo había terminado. Mañana sería lunes y vería de nuevo a mister cupcake.
Fuí a lavarme los dientes y casi me da un patatús cuando me ví en el espejo. Mi ojo izquierdo se había vuelto de un color entre morado y negro.
"Nooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!" - Grité con todas mis fuerzas que hasta los vecinos me tocaron en la pared.
"Empresario de las narices..." - Dije con toda mi rabia, el choque matutino contra el armario había dejado huella. Ahora ya no era un pallaso, era un puto mono de feria.